La película de Pablo Trapero protagonizada por Guillermo Francella y Peter Lanzani, superó el millón de espectadores a sólo 9 días de su estreno, convirtiéndose en un récord de apertura.

La película, que se estrenó en cines el 13 de agosto, se convirtió en el film nacional con mejor apertura de la historia, ya que en la primera semana marcó una  taquilla de 810.524 personas. De esta manera, “El Clan” ocupa el primer lugar en dicho ranking, seguido por Metegol (706.328), Relatos Salvajes (655.155), Corazón de León (474.589) y Patoruzito (453.956).

«Resulta muy gratificante comprobar el gran interés que genera la película en todo el país. El respaldo del público es extraordinario y estamos muy contentos y agradecidos. Nos llena de ilusión que tanta gente apueste al cine nacional», expresó Matías Mosteirin, director de Kramer & Sigman Films, productora de la película.

Producida por Kramer & Sigman Films, Matanza Cine y la española El Deseo, en coproducción con Telefé y distribuida por 20th Century Fox, El Clancomienza ahora su recorrido por los festivales internacionales más importantes. Primero competirá por el prestigioso León de Oro del Festival de Venecia y luego formará parte también de la competencia oficial en el 40° Festival de Cine de Toronto. Unas semanas después se presentará en la sección “Perlas” del Festival de San Sebastián.

El Clan, escrita y dirigida por Pablo Trapero, es una historia de intriga y suspenso basada en el caso policial real de la familia Puccio,que conmocionó al país a comienzo de los años 80. Detrás de la fachada de una típica familia del tradicional barrio de San Isidro, se oculta un siniestro clan dedicado al secuestro y asesinato. Arquímedes, interpretado por Guillermo Francella, es el patriarca que lidera y planifica los operativos. Alejandro (Peter Lanzani), el hijo mayor, estrella del club de rugby CASI y jugador del mítico seleccionado Los Pumas, se somete a la voluntad de su padre para identificar posibles candidatos y se sirve de su popularidad para no levantar sospechas. Los integrantes de la familia son cómplices en mayor o menor medida de este accionar macabro, viviendo de los beneficios que obtienen de los suculentos rescates pagados por los familiares de los secuestrados.