«Doña Rosita, la soltera»
Cuenta la historia de una mujer que padece en una sociedad machista.
Escrita en 1935 y estrenada en Barcelona por la Compañía de Margarita Xirgu ese mismo año, Doña Rosita la soltera o El lenguaje de las flores cristaliza el mundo granadino al que pertenecía García Lorca. “Granada ama lo diminuto”, escribió el propio Federico, quien imaginó diversas y atractivas miniaturas, que ofrece a través de minuciosas descripciones de significativos objetos o fantasías. El título surge de un libro de flores -también emblemáticas en Granada-, del siglo XVIII, que un amigo suyo cita refiriéndose a La rosa mutabile.
Como observa Juan Guerrero Zamora, “Lorca poseía agudamente el sentido -como reza el título de su poema- de esa selva de los relojes en que vivimos y en Doña Rosita supo plasmar su transcurso a través de tres fechas: 1890, 1900 y 1910”. Estos tres momentos -que en la adaptación de Urquijo y Dufau corresponden aproximadamente a 1930, 1940 y 1950- reflejan las distintas instancias descriptas en el poema de La rosa mudable, y la soltería de Rosita representa así la espera, el aplazamiento y la decrepitud en cualquiera de sus formas. Pero así como contiene ese elemento trágico, esta pieza es en realidad, según el propio Lorca, “de dulces ironías, de piadosos trozos de caricatura; comedia burguesa, de tonos suaves, y en ella, diluidas, las gracias y las delicadezas de tiempos pasados y de distintas épocas. Va a sorprender mucho, creo yo, la evocación de estos tiempos, en que los ruiseñores cantaban de verdad y los jardines y las flores tenían un culto de novela”.
En el Teatro San Martín, Doña Rosita…fue presentada en 1965, interpretada por la Comedia Nacional, protagonizada por Luisa Vehil y dirigida por Esteban Serrador.
Elenco: Virginia Innocenti, Rita Cortese, Graciela Dufau, Arturo Bonín, Silvia Baylé, Carolina Gómez, Flor Benítez, Emilia Paino, Sebastián Vitale, Elis García, Andrea Lovera, Juan Andrés Romanazzi y las niñas Fiorela Duranda y Valentina Goldzen. Los músicos son Nélida Favero, María Eugenia Castro y Yamila Bavio.
Dirección: Hugo Urquij
Música original y la dirección musical: Alberto Favero